atreverse a soñar

Acabo de leer la dedicatoria que en esta libreta ha escrito Ismael Serrano, y más allá de la ternura del admirador hacia el ídolo, me quedo con la verdad absoluta que transmite: la primera vez que nos atrevimos a soñar.

Porqué sí, hay que atreverse a soñar, hay que ser consciente que es una aventura, que quien decide soñar decide asumir un riesgo, porque quien se atreve a adentrarse en los sueños puede acabar convírtiéndose en un guerrillero por un mundo mejor.

Podemos imaginar que la luna brillará con tal fulgor que las noches, además de acoger los paraísos para bebedores y amantes, mentirosos compulsivos en aras de la libertad de la vida, podría albergar el amanecer de todas las playas de la felicidad.

Si nos atrevemos a soñar podemos convertir el amor en la realidad del instante eterno, hacer infinita la ínfima parte del universo que somos. Si nos atrevemos a soñar podemos convertir las estrellas fugaces en nuestras cabalgaduras y llevarnos más allá de lontananza del horizonte. Si nos atrevemos a soñar podremos conseguir despertarnos en un mundo nuevo donde los sueños nos sonrían a cada paso.

Atreverse a soñar no es dejarse mecer por las olas en los brazos de Morfeo, no, no sólo es eso. Atreverse a soñar es una caricia a un corazón falto de amor, es una sonrisa a un alma falta de esperanza, es una mirada cómplice a un héroe que todavía no sabe que lo es; atreverse a soñar es tender una mano cuando no existe puente para cruzar el río, es entregar las alas a quien no sabe que existe un mundo más allá de las arenas movedizas, es entregar la luz del sol e primavera a quien ha vivido recluído en la oscuridad del calabozo. Atreverse a soñar es creer que sólo nos pueden atenazar aquellas cadenas que nosotros mismos nos impongamos y que somos capaces de cortar cualquier atadura a toda prisión.

Gracias Ismael por aquella primera noche de sueños y por todas las veladas que la han seguido y por todas las que vendrán: la verdad está en los sueños y algún día conseguiremos abrirle las puertas a la realidad.

Gracias a todas las personas que me permiten seguir soñando...

imágenes: El sueño, Henri Matisse, colección particular

El sueño (también conocida como La hamaca), Gustave Courbet, Fundación oskar Reinhart, winterthur, Suiza